“WhatsApp, viewer discretion is not advised”. La exposición reiterada a imágenes violentas y explicítas tiene efectos negativos en nuestra salud y bienestar digital.

“WhatsApp, viewer discretion is not advised”. La exposición reiterada a imágenes violentas y explicítas tiene efectos negativos en nuestra salud y bienestar digital.

En Guinea Ecuatorial la difusión de contenido violento explícito a través de grupos de WhatsApp no es nada nuevo. Desde vídeos de agresiones hasta fotografías de los cuerpos sin vida de cuatro jóvenes tras un trágico accidente. La falta de sensibilidad en la difusión de contenido violento a través de grupos de WhatsApp ha alcanzado un nivel deleznable tras el aumento de la criminalidad experimentado en el país en los últimos días por un grupo al que no se menciona para cortar de raíz sus “15 minutos de fama”. Fotografías de los cuerpos mutilados a machetazos han inundado grupos de WhatsApp.

No nos detendremos mucho en los daños que suponen la redifusión de estas imágenes para víctimas y allegados contribuyendo a su revictimización. Aún falta mucho para que seamos realmente críticos con nuestra responsabilidad por redifusión ya que es fácil caer en el trato despersonalizado de las víctimas que aparecen en las imágenes cuando son desconocidos. Falta asimilar que el “yo solo comparto” no exime de responsabilidad sino que genera una culpa por redifusión. Sin duda este aspecto requiere otro artículo.

La sociedad de la información se caracteriza por permitir que todos podamos convertirnos en fuentes de información sin que, en muchos casos, se cuente con la responsabilidad y ética propia del código deontológico periodístico.

Nuestros medios nacionales ven limitada su capacidad de cobertura bien por razones económicas o bien por razones de otra índole y esto conlleva a que muchos individuos se conviertan en generadores de pseudo información o información poco ética. En el surgimiento del periodismo ciudadano debe hacerse hincapié tanto en el daño que puede causar en una sociedad la pseudo información y la desinformación como en el que pueden causar las imágenes difundidas por fuentes ajenas a medios de comunicación reconocidos, imágenes sin filtro mediático.

Los efectos de la exposición a contenidos visuales violentos y explícitos en la audiencia y en los periodistas siempre ha sido objeto de debate. Un caso de referencia para profesionales de la información es el de Kevin Cárter reportero gráfico ganador de un premio Pulitzer que se quitó la vida por los efectos psicológicos de su exposición reiterada a situaciones de violencia. Para la audiencia sin embargo, aunque no existen casos tan evidentes, los daños psicológicos se manifiestan de diferentes maneras que están más relacionadas con la frecuencia de exposición a este tipo de contenido que a la dureza del mismo. La pérdida de capacidad de control en la experiencia de visualización genera traumas en los espectadores que se encuentran con vídeos o imágenes que se reproducen de forma inmediata. Para Bruce Shapiro director ejecutivo del centro Dart para el periodismo y el trauma la pérdida de control sobre la experiencia de visualización “es una marca registrada del daño psicológico y el trauma”. La advertencia sobre el contenido violento y explícito es imprescindible para que la audiencia pueda conservar el control de su experiencia de visualización y disminuir los efectos psicológicos de la exposición involuntaria reiterada a este tipo de contenido.

La salud y el bienestar físico, emocional y psicológico en el uso de las tecnologías es una de las competencias digitales para la ciudadanía. WhatsApp se ha convertido en una aplicación presente en nuestro día a día con un alto potencial de generar estrés y ansiedad entre sus usuarios. Muchos llegan a asimilar el ruido comunicativo siempre presente en grupos de WhatsApp como algo habitual y cotidiano sin plantearse los efectos que tiene en su bienestar emocional. Al ser el canal más extendido se recurre a él de forma indiscriminada sin considerar el propósito comunicativo lo que convierte a WhatsApp en una aplicación causante de varios trastornos psicológicos asociados al uso de nuevas tecnologías. En el aspecto que estamos tratando, las características de WhatsApp dificultan la regulación del contenido dañino o violento como puede suceder en otras redes sociales como Facebook o Instagram motivo por el que debe primar la autorregulación en la difusión de contenidos entre sus usuarios.

Lo ideal para el periodismo ciudadano sería la abstención en el envío de imágenes violentas y explícitas analizando su utilidad a la finalidad informativa y valorando el contexto colapsado. Es necesario preguntarse ¿puedo explicar determinado hecho sin recurrir a imágenes explícitas? ¿Puedo evitar que la intención original de mi publicación se pierda ante la masificación de la audiencia a través de las redifusiones?

Pocos días después del día internacional de la libertad de prensa se puede comprobar a través de diversas declaraciones en medios de profesionales del sector que, entre otras, una de las grandes preocupaciones del gremio se centra en el ejercicio de este derecho con responsabilidad en la era digital. Esto siempre requiere no sobrepasar los límites de la libertad de expresión, límites que el periodismo 2.0. aún no tiene claros por el escaso nivel de alfabetización digital de los pseudo reporteros.

Llegados al punto de tener que aceptar que el sensacionalismo siempre resulta vencedor en el periodismo ciudadano, es primordial que aquellos que se sientan inclinados hacia esta práctica a través de grupos de WhatsApp consideren las repercusiones en el bienestar psicológico de la audiencia directa previniendo del contenido violento y explícito que envían.

¿Cómo prevenir a la audiencia del contenido violento y explícito en grupos de WhatsApp?

Para prevenir a la audiencia de que el contenido enviado es violento y explícito sigue estos simples pasos:

  1. Previamente al envío del contenido envía un mensaje con el siguiente texto “AVISO: Contenido explícito que puede dañar la sensibilidad del espectador” 
  2. Configura el contenido, vídeo o imagen, para que solo pueda ser visualizado una vez. Para esto debes presionar el número 1 que aparece en la barra de comentarios cuando adjuntes el contenido.

Con estos simples pasos permites a tu audiencia directa recuperar el control sobre su experiencia de visualización ya que permite ver el aviso y no se genera vista previa del contenido permitiendo al receptor la elección de visualizar o no visualizar ese contenido.

Con esta práctica también se dificulta  la revictimización de los afectados mediante el reenvío indiscriminado de contenido violento. Una vez visualizado el contenido deja de estar disponible, aunque siempre existe el riesgo de que se haga una captura de pantalla antes del fin de visualización. Para cualquiera que pretenda reenviar ese contenido los pasos a seguir en el proceso de reenvío aumentan.

África no puede permitirse repetir los errores de occidente en la generalización del acceso a internet de su población

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Por qué las Competencias TIC para la Ciudadanía Digital deben ser obligatorias

El futuro tecnológico que auguraba para el año 2030 el Informe Mundial sobre el Comercio de 2018 se adelantó 10 años, no como consecuencia de la evolución del comercio sino como consecuencia de la irrupción de la pandemia de COVID-19 en 2020. Los sectores y empresas que aún no habían iniciado su proceso de transformación digital sufrieron y siguen sufriendo las consecuencias económicas y sociales de la paralización de su actividad. Ante la incertidumbre global, la transformación digital se presenta como la solución para poder garantizar la continuidad y el crecimiento de los diferentes sectores.

En Guinea Ecuatorial, el sector más afectado por las consecuencias derivadas de las medidas de prevención contra el coronavirus es el sector de la educación tras el cierre generalizado de colegios de marzo a junio de 2020 y el cierre de colegios en las ciudades de Malabo y Bata de febrero a mayo de 2021. Mientras el resto del mundo adoptaba medidas para implementar sistemas de educación en línea, en muchos casos gratuitos para centros educativos de todo el mundo y que permiten su uso desde ordenadores y dispositivos móviles con y sin conexión, en Guinea Ecuatorial la educación quedó paralizada.

Es cierto que las estrategias de educación a distancia llegaron a ciertas regiones de manera desigual agudizando las brechas educativas existentes como señaló UNICEF, por la inequidad preexistente en el acceso a recursos como conectividad, dispositivos y ambientes propicios para el aprendizaje. Sin embargo en Guinea Ecuatorial no se ha dado esta desigualdad, las estrategias de educación a distancia han sido insuficientes e ineficaces para toda la población.

En 2019, previamente a la irrupción de la pandemia, un 23% de la población tenía acceso a internet según el estudio de redes sociales en África. Durante el confinamiento en 2020 el gobierno estableció un aumento gratuito de la velocidad de internet contratada por los usuarios. Desde entonces las tarifas de internet han ido experimentando reducciones progresivas para permitir una mayor accesibilidad a la conectividad. Toda la población con un dispositivo móvil puede acceder a internet a través de datos móviles a excepción de zonas remotas donde la señal es débil y los esfuerzos se están centrando en mejorar la conectividad en estas zonas. No tengo acceso a estudios más recientes pero puedo asegurar que actualmente el porcentaje de accesibilidad a internet de la población ecuatoguineana ha aumentado considerablemente desde 2019.

Llegados a este punto debemos preguntarnos; ¿por qué en zonas urbanas con acceso a la conectividad, la educación se paralizó para niños y jóvenes?, ¿por qué niños de hogares de clase media y alta que pueden asegurar la alimentación básica y con varios dispositivos en sus hogares han sufrido la paralización de la educación?, ¿por qué niños con padres con un nivel educativo medio o alto que pueden ofrecer acompañamiento en la educación también han sufrido esto?, ¿por qué a pesar de que algunos centros, de nivel socioeconómico medio – alto, han adoptado la infraestructura correcta para llevar a cabo la educación a distancia, esta sigue siendo muy deficiente?. La respuesta a todos estos interrogantes se encuentra en que la población ecuatoguineana en general carece de competencias digitales. En la actualidad gran parte de la población tiene acceso a redes sociales, son participantes activos en estas pero es fácil encontrar personal en entidades públicas y privadas que carecen de competencias para realizar tareas básicas como enviar un correo electrónico operacional.

Las competencias digitales son fundamentales en los currículums escolares actuales. De hecho se considera una competencia clave que debe haber desarrollado cualquier estudiante al acabar la etapa de educación obligatoria-

Universidad de la Rioja

Después de que la pandemia lo haya puesto de manifiesto, ya nadie pone en duda que las competencias digitales, aún cuando el acceso a las infraestructuras sea posible, son necesarias para integrarse adecuadamente en la sociedad digital. De lo contrario el individuo se verá afectado en la vida real quedando excluido del acceso a la educación y del acceso a oportunidades laborales en igualdad de condiciones. Por este motivo, las competencias digitales forman parte de la instrucción elemental y fundamental que debe tener todo ser humano y como señala el art. 26.1. de la Carta Universal de Derechos Humanos; “La instrucción elemental será obligatoria”.

Muchos países con anterioridad a la irrupción de la pandemia ya habían incluido la obligatoriedad de la educación tecnológica en la educación primaria y secundaria. Sin embargo, en 2020 estos países también se enfrentaron a dificultades para afrontar los retos de la educación en línea. Esto se debe a que existen competencias de la información y de la comunicación digital que son muy difíciles de desarrollar, casi imposibles, siempre que exista la opción de dar solución a determinado inconveniente de manera presencial. Las competencias deben ser adquiridas en el entorno donde deben ser utilizadas para poder garantizar una acción eficaz. En Guinea Ecuatorial no nos podemos permitir todo ese recorrido para descubrir que sólo con la educación tecnológica en las escuelas, aún cuando se empleen metodologías de aula invertida, no es suficiente para proveer a la población de todas las competencias digitales necesarias para su inclusión en la sociedad en igualdad de condiciones. Por este motivo las Competencias TIC para la Ciudadanía Digital deben ser instruidas y evaluadas en línea. 

Desde otra perspectiva se puede encontrar la problemática del uso incorrecto de internet. La promoción, la protección y el disfrute de los derechos humanos en Internet es una prioridad internacional reconocida en la resolución A/HRC/32/L.20 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde que en 2011 se publicase la Carta de Derechos Humanos y Principios en Internet, los 10 principios que recogen la traslación de los derechos humanos al mundo digital han pasado a ser conocidos como los derechos digitales. En la actualidad en el mundo digital se siguen produciendo daños irreparables a los usuarios porque el proceso de elaboración de normas que protejan los derechos digitales es más lento que el de la propia evolución de internet. 

Una de las principales obligaciones del Estado radica en proteger la integridad física y moral de su población. Con un uso incorrecto de internet, el usuario pone en riesgo no sólo su propia integridad sino que también la integridad de otros usuarios. En tanto que el Estado pueda elaborar normas que protejan los derechos fundamentales en el mundo digital, los usuarios deben poseer las competencias para autoprotegerse y no vulnerar los derechos de los demás. Cuando surgió el automóvil y empezaron a producirse accidentes que ponían en peligro la integridad física de conductores, pasajeros y peatones se estableció la obligatoriedad del permiso de conducir como medida para certificar que los conductores tenían las competencias para conducir sin poner en peligro su propia integridad o la de los demás. De igual manera desde que se alcancen los 13 años de edad, la edad permitida para tener un correo electrónico o cuentas en redes sociales, debe establecerse la obligatoriedad de una certificación en Competencias TIC para la Ciudadanía Digital que garantice que los usuarios tienen competencias para realizar un uso correcto de internet sin poner en peligro su propia integridad o la de los demás como requisito para superar la educación secundaria obligatoria. 

Cuando me establecí en el año 2010 en Guinea Ecuatorial abrí una productora audiovisual que mantuve durante 5 años. En esa época había muy pocos técnicos audiovisuales cualificados y en picos de producción me veía obligada a trabajar en remoto con profesionales que se encontraban en Madrid o Nueva York. Solo existía una compañía de internet y trabajaba con una conexión de 128 kbps. Más tarde surgió otra compañía que me proporcionaba una conexión de 256 kbps y llegaron los datos móviles. Con esas velocidades irrisorias en comparación a las velocidades de conexión y precios que existen ahora en el país, pude trabajar en remoto con archivos de video que por lo general suelen ser muy pesados. Con las competencias de información y comunicación adecuadas se puede superar cualquier reto digital incluso con baja conectividad.

Con la evolución del acceso a la conectividad que se ha producido en Guinea Ecuatorial desde el año 2010, y a pesar de la difícil situación económica que atraviesa el país, si entidades como ORTEL, GITGE u operadores de telefonía continúan realizando su labor como hasta ahora, la universalidad del acceso a internet para la población de Guinea Ecuatorial será una realidad en pocos años. Dotar a la población de las competencias necesarias para hacer un correcto uso de ese acceso a la conectividad es el mayor reto al que se enfrenta el país para que estos puedan ser beneficiarios del acceso a una educación de calidad, a oportunidades de trabajo e incluso a los servicios de la administración pública teniendo en cuenta la labor que está realizando CNIAPGE para la informatización de la administración pública.

La transformación digital es una carrera en la que ya partimos rezagados. Con la generalización del acceso a internet, sin una correcta política para proveer a la población de las competencias digitales necesarias para el buen uso de internet, los problemas sociales derivados de vulneraciones a los derechos digitales incrementarán antes de que el Estado pueda elaborar normas para su protección. No nos podemos permitir retrasar por más tiempo la instrucción de las Competencias TIC, ni repetir errores en la generalización del acceso a internet de nuestra población.

REVISA NUESTRAS CERTIFICACIONES EN COMPETENCIAS TIC

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