África no puede permitirse repetir los errores de occidente en la generalización del acceso a internet de su población
Por qué las Competencias TIC para la Ciudadanía Digital deben ser obligatorias
El futuro tecnológico que auguraba para el año 2030 el Informe Mundial sobre el Comercio de 2018 se adelantó 10 años, no como consecuencia de la evolución del comercio sino como consecuencia de la irrupción de la pandemia de COVID-19 en 2020. Los sectores y empresas que aún no habían iniciado su proceso de transformación digital sufrieron y siguen sufriendo las consecuencias económicas y sociales de la paralización de su actividad. Ante la incertidumbre global, la transformación digital se presenta como la solución para poder garantizar la continuidad y el crecimiento de los diferentes sectores.
En Guinea Ecuatorial, el sector más afectado por las consecuencias derivadas de las medidas de prevención contra el coronavirus es el sector de la educación tras el cierre generalizado de colegios de marzo a junio de 2020 y el cierre de colegios en las ciudades de Malabo y Bata de febrero a mayo de 2021. Mientras el resto del mundo adoptaba medidas para implementar sistemas de educación en línea, en muchos casos gratuitos para centros educativos de todo el mundo y que permiten su uso desde ordenadores y dispositivos móviles con y sin conexión, en Guinea Ecuatorial la educación quedó paralizada.
Es cierto que las estrategias de educación a distancia llegaron a ciertas regiones de manera desigual agudizando las brechas educativas existentes como señaló UNICEF, por la inequidad preexistente en el acceso a recursos como conectividad, dispositivos y ambientes propicios para el aprendizaje. Sin embargo en Guinea Ecuatorial no se ha dado esta desigualdad, las estrategias de educación a distancia han sido insuficientes e ineficaces para toda la población.
En 2019, previamente a la irrupción de la pandemia, un 23% de la población tenía acceso a internet según el estudio de redes sociales en África. Durante el confinamiento en 2020 el gobierno estableció un aumento gratuito de la velocidad de internet contratada por los usuarios. Desde entonces las tarifas de internet han ido experimentando reducciones progresivas para permitir una mayor accesibilidad a la conectividad. Toda la población con un dispositivo móvil puede acceder a internet a través de datos móviles a excepción de zonas remotas donde la señal es débil y los esfuerzos se están centrando en mejorar la conectividad en estas zonas. No tengo acceso a estudios más recientes pero puedo asegurar que actualmente el porcentaje de accesibilidad a internet de la población ecuatoguineana ha aumentado considerablemente desde 2019.
Llegados a este punto debemos preguntarnos; ¿por qué en zonas urbanas con acceso a la conectividad, la educación se paralizó para niños y jóvenes?, ¿por qué niños de hogares de clase media y alta que pueden asegurar la alimentación básica y con varios dispositivos en sus hogares han sufrido la paralización de la educación?, ¿por qué niños con padres con un nivel educativo medio o alto que pueden ofrecer acompañamiento en la educación también han sufrido esto?, ¿por qué a pesar de que algunos centros, de nivel socioeconómico medio – alto, han adoptado la infraestructura correcta para llevar a cabo la educación a distancia, esta sigue siendo muy deficiente?. La respuesta a todos estos interrogantes se encuentra en que la población ecuatoguineana en general carece de competencias digitales. En la actualidad gran parte de la población tiene acceso a redes sociales, son participantes activos en estas pero es fácil encontrar personal en entidades públicas y privadas que carecen de competencias para realizar tareas básicas como enviar un correo electrónico operacional.
Las competencias digitales son fundamentales en los currículums escolares actuales. De hecho se considera una competencia clave que debe haber desarrollado cualquier estudiante al acabar la etapa de educación obligatoria-
Después de que la pandemia lo haya puesto de manifiesto, ya nadie pone en duda que las competencias digitales, aún cuando el acceso a las infraestructuras sea posible, son necesarias para integrarse adecuadamente en la sociedad digital. De lo contrario el individuo se verá afectado en la vida real quedando excluido del acceso a la educación y del acceso a oportunidades laborales en igualdad de condiciones. Por este motivo, las competencias digitales forman parte de la instrucción elemental y fundamental que debe tener todo ser humano y como señala el art. 26.1. de la Carta Universal de Derechos Humanos; “La instrucción elemental será obligatoria”.
Muchos países con anterioridad a la irrupción de la pandemia ya habían incluido la obligatoriedad de la educación tecnológica en la educación primaria y secundaria. Sin embargo, en 2020 estos países también se enfrentaron a dificultades para afrontar los retos de la educación en línea. Esto se debe a que existen competencias de la información y de la comunicación digital que son muy difíciles de desarrollar, casi imposibles, siempre que exista la opción de dar solución a determinado inconveniente de manera presencial. Las competencias deben ser adquiridas en el entorno donde deben ser utilizadas para poder garantizar una acción eficaz. En Guinea Ecuatorial no nos podemos permitir todo ese recorrido para descubrir que sólo con la educación tecnológica en las escuelas, aún cuando se empleen metodologías de aula invertida, no es suficiente para proveer a la población de todas las competencias digitales necesarias para su inclusión en la sociedad en igualdad de condiciones. Por este motivo las Competencias TIC para la Ciudadanía Digital deben ser instruidas y evaluadas en línea.
Desde otra perspectiva se puede encontrar la problemática del uso incorrecto de internet. La promoción, la protección y el disfrute de los derechos humanos en Internet es una prioridad internacional reconocida en la resolución A/HRC/32/L.20 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde que en 2011 se publicase la Carta de Derechos Humanos y Principios en Internet, los 10 principios que recogen la traslación de los derechos humanos al mundo digital han pasado a ser conocidos como los derechos digitales. En la actualidad en el mundo digital se siguen produciendo daños irreparables a los usuarios porque el proceso de elaboración de normas que protejan los derechos digitales es más lento que el de la propia evolución de internet.
Una de las principales obligaciones del Estado radica en proteger la integridad física y moral de su población. Con un uso incorrecto de internet, el usuario pone en riesgo no sólo su propia integridad sino que también la integridad de otros usuarios. En tanto que el Estado pueda elaborar normas que protejan los derechos fundamentales en el mundo digital, los usuarios deben poseer las competencias para autoprotegerse y no vulnerar los derechos de los demás. Cuando surgió el automóvil y empezaron a producirse accidentes que ponían en peligro la integridad física de conductores, pasajeros y peatones se estableció la obligatoriedad del permiso de conducir como medida para certificar que los conductores tenían las competencias para conducir sin poner en peligro su propia integridad o la de los demás. De igual manera desde que se alcancen los 13 años de edad, la edad permitida para tener un correo electrónico o cuentas en redes sociales, debe establecerse la obligatoriedad de una certificación en Competencias TIC para la Ciudadanía Digital que garantice que los usuarios tienen competencias para realizar un uso correcto de internet sin poner en peligro su propia integridad o la de los demás como requisito para superar la educación secundaria obligatoria.
Cuando me establecí en el año 2010 en Guinea Ecuatorial abrí una productora audiovisual que mantuve durante 5 años. En esa época había muy pocos técnicos audiovisuales cualificados y en picos de producción me veía obligada a trabajar en remoto con profesionales que se encontraban en Madrid o Nueva York. Solo existía una compañía de internet y trabajaba con una conexión de 128 kbps. Más tarde surgió otra compañía que me proporcionaba una conexión de 256 kbps y llegaron los datos móviles. Con esas velocidades irrisorias en comparación a las velocidades de conexión y precios que existen ahora en el país, pude trabajar en remoto con archivos de video que por lo general suelen ser muy pesados. Con las competencias de información y comunicación adecuadas se puede superar cualquier reto digital incluso con baja conectividad.
Con la evolución del acceso a la conectividad que se ha producido en Guinea Ecuatorial desde el año 2010, y a pesar de la difícil situación económica que atraviesa el país, si entidades como ORTEL, GITGE u operadores de telefonía continúan realizando su labor como hasta ahora, la universalidad del acceso a internet para la población de Guinea Ecuatorial será una realidad en pocos años. Dotar a la población de las competencias necesarias para hacer un correcto uso de ese acceso a la conectividad es el mayor reto al que se enfrenta el país para que estos puedan ser beneficiarios del acceso a una educación de calidad, a oportunidades de trabajo e incluso a los servicios de la administración pública teniendo en cuenta la labor que está realizando CNIAPGE para la informatización de la administración pública.
La transformación digital es una carrera en la que ya partimos rezagados. Con la generalización del acceso a internet, sin una correcta política para proveer a la población de las competencias digitales necesarias para el buen uso de internet, los problemas sociales derivados de vulneraciones a los derechos digitales incrementarán antes de que el Estado pueda elaborar normas para su protección. No nos podemos permitir retrasar por más tiempo la instrucción de las Competencias TIC, ni repetir errores en la generalización del acceso a internet de nuestra población.
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